martes, 24 de enero de 2017

¿Y tus demonios?


Anoche estuve a tan sólo milésimas de revelar un pequeño secreto.
Pero hubo algo sutil, que me aconsejó que no lo hiciera.
Y menos mal que lo escuché.

Fantaseando en esa incógnita me enfrenté, sin embargo, a una piedra que hacía tiempo arrastraba,
sin comprender porqué eso era una piedra.
Qué sorpresa cuando se reveló ante mí que aquello era una piedra para los dos.

Aunque todavía sigo sin entender por qué.

Tu silencio mal encubierto resquebrajó mi seguridad,
y la fina enemiga de la confianza se deslizó, ávida como la arena, entre las dobleces de mi piel.

Siempre he sido transparente,
más allá de lo que propiamente me pasaba, sino en las razones, en aquello que lo originaba.
Y en cada punzada que me dice con recochineo que esto ya lo sabía y que no mereces mi claridad,
me invade el frío.

Me he mostrado ante ti incluso dominada por mis demonios.

Porque así es como entiendo yo el amor. Mostrarse completo.
No hablo de cederse como ser,
sino de mostrar la verdad entera de uno para permitir así que el otro se cuestione y decida con conciencia.

Han pasado más de dos años,
y yo sigo esperando tus demonios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario