domingo, 15 de enero de 2017

Mi Pinocho dijo adiós a sus mentiras.

He decidido enfrentarme.

Al dolor de mis mandíbulas tensas, al frío... espejo de mi fuero interno. A la negación de mi falta de control, y la obsesión por el mismo.
Y tengo miedo.
Saltar con vendas de propia elección ocultando el precipicio a mi mirada da cierta seguridad, pero esta vez no las quiero. No las quiero más.
Soy consciente de que ser testigo de los propios errores es casi tan estremecedor como puede serlo una pesadilla; pero ya estoy cansada de negarme a mí misma.
Estoy cansada del temor no enfrentado. Anestesiado. Despreciado.
Soy este ser, y éstas son mis debilidades.

Y tengo fe en ser la carpintera adecuada de este, mi pinocho averiado interno.
Aunque... quién tuviera la fortuna de una nariz cuyo traicionero crecer delatara la deslealtad hacia nosotros mismos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario