domingo, 26 de abril de 2015

Nouveau.

Ayer desayuné tostadas con lluvia,
mientras paseaba pensando en que quería escribir una poesía sobria.

Una poesía que no fuera hacerse preguntas, como siempre hice.
De la cual sus musas no fueran esclavas de la sensibilidad.
Que no tuviera musas.

Una poesía en la que los silencios dijeran más que las palabras.





Una poesía de pocas palabras.

martes, 7 de abril de 2015

A mi gitano.

Hablando de pasados y luceros,
con tan agradable compañía como la de una rizada luna,
es cuando sé quién eres para/en mi.

Yo que perseguía mis pasiones creyéndome falta de ellas,
y resulta que me quedo, sin saberlo, embarrada en tus pupilas de gitano.

Es tan sólo la enormidad de la diferencia lo que me despista.
Lo distinto que es el ritmo que palpitas, a los que yo estaba acostumbrada,
y lo complicado que fue desacostumbrarse.

Es mirar a mi alrededor sin que la bruma difumine las cosas.
Es ser mi propio limpiaparabrisas.

Que las musas ya no me inunden descontroladas no significa que esta nueva realidad esté vacía de ellas; tan sólo, que ahora ya no sé donde encontrarlas fácilmente.

De momento, ser sensible me basta.