Justo ahora mismito, parada delante del puente colgante.
Hay tantísimos metros debajo de mí que la sangre se me enfría de golpe en las venas.
Pero ya he dado dos pasos, y lo mejor será no dar ni uno hacia atrás
Hay otros tantos metros hasta llegar a la otra orilla.
Y debajo el río brama.
Ya los he cruzado otras veces, y este puente no es diferente.
No hay razones para creer que no voy a poder hacerlo esta vez.
Pero... y las flores?
Las fragantes flores y plantas que quedan a mi espalda, en el bosque que dejo atrás.
Siempre que cruzo los puentes tengo miedo de no volver a verlas.
Por suerte, por segunda vez, llevo un minino agarrado a mi corazón.
Con sus suaves murrunos acunando mi angustia.
Y sus silenciosos besos de aterciopeladas pestañas.
Dejo atrás un clima, un tipo de alimentación, un ritmo.
Y no se ve la espesura al final de este puente con tanta neblina rodeando los bosques.
Tengo mucho miedo, este puente se balancea cada vez más a medida que me alejo de un extremo.
Y no llevo ni cinco pasos.
Aunque me tiemblen las manos, aunque tarde días en dar un paso...
Si he tomado una decisión habré tenido mis razones aunque ahora no pueda recordarlas.
Pero ya que estoy aún en un extremo temprano de este puente y sin poder ver aún el extremo que me espera...
me gustaría darme la libertad de soñar que tú estarás esperando en el otro lado.