martes, 31 de enero de 2017

Maullidos y preguntas.

Mi pequeño felino.
Ya no sé qué ocurre más allá de tus bigotes
y no encuentro respuesta a tu queja constante.

Tu mirar de mar caribeño,
tu calma.
¿Dónde está todo eso?

Te juro que no sólo es mi sensibilidad acentuada,
sé que estoy a un límite crítico.
Pero mi latido, y mis nervios desafinados no tienen defensas a tus lamentos.

Estoy triste, muy triste.
Y siento que se me va la cabeza porque no entiendo,
y me dicen que soy yo.

No es cuestión de orgullo ni de culpas.
Hay algo que sucede.
Y no estamos bien ni tú, ni yo.

lunes, 30 de enero de 2017

El león hambriento.


Es una de las formas en que me veo en relación con los demás: la distancia media entre ella y todos.
Es obvio, pero suelo tener ceguera respecto la extrapolación de mi violencia huracanada interna.
Aun así, estoy notando que el león hambriento comienza a confiar en su domador.
<<Pronto te daré de comer>>

Comprendo, sin embargo,
que el observador se agite ante la desesperante liberación de gran cantidad de energía mal canalizada.
Pero también le sugiero entender que convivir en el mismo cuerpo con tanta intensidad de emoción no es nada fácil.

Siento riendas en mi pecho y la distinción de la alarma en mi mandíbula.
La velocidad es vertiginosa, pero le estoy tomando gusto al estremecimiento en mi esternón.
Estoy segura de que el pajarillo que salta del nido aprendiendo a volar siente exactamente lo mismo.
La emoción de superarse.

domingo, 29 de enero de 2017

Las luces naranjas.

Esas luces naranjas, el centelleo del suelo húmedo, y el frío...
fueron suficientes para encender la memoria de mi estómago.
Y de mis lagrimales.
La cara se desformaba como máscara de la commedia dell'arte 
y la gotas amenazaban con surcar las mejillas.

Te eché de menos imperiosamente, de golpe y sin aviso,
como si todavía estuvieras a 5.000 kilómetros.
Y lloré de angustia como si no estuvieras ya a menos de 100 metros de mis pasos.

Y al abrir la puerta, tu figura cercana y cariñosa,
como si nunca te hubieras ido, como si nunca hubieras vuelto.

sábado, 28 de enero de 2017

Poesía fría.

Una esfera transparente
colocada un instante,
en un pequeño estante
de nieve de oriente.

Comienza a transformarse,
sin prisa, pero sin pausa.
Nadie sabe la causa,
pero aquello es para enamorarse.

El frío la petrifica
con inaudita belleza.
Desconocida es su rareza
y quien la sepa, ya es rica.

Y así es como aprendemos
que muchas cosas de este vivir
nos pueden hacer sonreír
y ni las compramos ni las vendemos.



viernes, 27 de enero de 2017

Raiva.

Después de mezclar el chocolate y la sangre en mi boca
tras un buen bocado a mí misma,
recordé que, unas horas antes de mi hipersomnia diaria,
le grité a la almohada toda mi rabia contenida.

Si mis sábanas y almohadas tuvieran el don del habla,
me habrían mandado al loquero mucho antes.

jueves, 26 de enero de 2017

Escuchar-sé

Sinceramente, hoy no me apetece meterme en este embrujo. Y por suerte el tiempo no ha machacado con su tic tac mis nervios.
El tesoro que hoy he encontrado es que para aprender a ser sincera hay que estar muy vacía.
Porque la plenitud es ruidosa.
Y ¿sabes qué? anhelo fervientemente que una pasión ardiente me posea, y no esta apatía arpía y comercial.
Anhelo una profunda convicción. Sí.
Pero, cómo vamos a reconocer realmente nuestras inclinaciones estando vacíos de uno y llenos de cualquier cosa. Cómo voy a albergar certezas cuando no me reconozco meramente en el espejo.
Resulta imposible ser sinceros cuando te autocensuras en tu propio casting.
Sinceramente, hay veces en que me avergüenza lo sorda que me he vuelto a mis propias súplicas.
Curiosamente... hoy logré meterme en este embrujo.

miércoles, 25 de enero de 2017

Retazos de un día.

   Volviendo para casa me aseguré de que esta noche tendría espacio para estar a solas conmigo.
   Vagar, vagar, vagar...sólo por vagar...

   Sé que me vio y me miró, y yo la llame Vetusta. Nunca había visto una tortuga tan grande.
   Fue un momento de paz.

   Ya desde el despertar he sentido la locomotora a todo trapo taladrando mi cabeza.
   Actividad mental vertiginosa, desesperante, sin cese...

   La emoción en el intelectualizar el teatro.
   Bretch abriéndome la cabeza como la marihuana los pulmones.

   La decisión fue tomada a conciencia. Y ninguna era una buena opción.
   Fui valiente.

   No he cedido a la exigencia severa mía, y he sabido permitirme el placer sin remordimientos.
   Tanto por un trocito de jamón.

   Pero, esta discusión entre cerebro y corazón es comedida, violenta y silenciosa,
   y mientras yo observo. Como si fuera ajena a todo esto que es mío.

   Un día más de retazos que quedan en la memoria.

martes, 24 de enero de 2017

¿Y tus demonios?


Anoche estuve a tan sólo milésimas de revelar un pequeño secreto.
Pero hubo algo sutil, que me aconsejó que no lo hiciera.
Y menos mal que lo escuché.

Fantaseando en esa incógnita me enfrenté, sin embargo, a una piedra que hacía tiempo arrastraba,
sin comprender porqué eso era una piedra.
Qué sorpresa cuando se reveló ante mí que aquello era una piedra para los dos.

Aunque todavía sigo sin entender por qué.

Tu silencio mal encubierto resquebrajó mi seguridad,
y la fina enemiga de la confianza se deslizó, ávida como la arena, entre las dobleces de mi piel.

Siempre he sido transparente,
más allá de lo que propiamente me pasaba, sino en las razones, en aquello que lo originaba.
Y en cada punzada que me dice con recochineo que esto ya lo sabía y que no mereces mi claridad,
me invade el frío.

Me he mostrado ante ti incluso dominada por mis demonios.

Porque así es como entiendo yo el amor. Mostrarse completo.
No hablo de cederse como ser,
sino de mostrar la verdad entera de uno para permitir así que el otro se cuestione y decida con conciencia.

Han pasado más de dos años,
y yo sigo esperando tus demonios.

lunes, 23 de enero de 2017

Recuerdos en la piel.

El olor de la hierva neblinosa me trajo recuerdos en la piel.
De noches como esta misma.
Heladas, pero con bohemio alboroto en jardines desconocidos.

Yo no era más infante que ellos por no desafinar mis sentidos,
aunque ellos quisieran hacerme creer que así era.

Antes lo intuía sin certezas, pero ahora lo sé.
Ahora, que he bebido del vino y aspirado las hiervas sé con seguridad
que yo sentía con la misma intensidad que ellos.

Porque yo también estaba ebria.
Vivía mis días en estado de embriaguez.

Recuerdo que tardé el paso de varias estaciones en recobrar mi sobriedad,
y un intenso viaje donde mi cabeza se mojaría constantemente con el agua helada de la soledad.
Y despertaría.

Una noche, justo antes de aquel viaje,
dormí en la habitación donde, sin sospecharlo, dormiría mil noches más y me perdería de nuevo.

Hoy, en esta noche helada, siento un paralelismo sensorial con esa época.
Si me asomo un poco al borde de la espiral de la línea vital,
siento que podría verme desde arriba, en aquella noche que hoy he recordado, sentada en el jardín.

Cierta bella nostalgia invade mi corazón como si éste bombeara sangre fría.
Como si hubiera logrado conectar por fin con mi vacío.

domingo, 22 de enero de 2017

La Emperatriz Popoktli.

   Decidme que despierte, y yo despertaré. Porque soy lo que vive después del fuego.
   Cándidas motas de polvo se deslizan lentas en el aire, como la muerte. Muerte, huele a muerte. Pero el sol brilla, y no parece ser el final.
   Los aires se respiran infestados de humedad y polvo. Las paredes de mi palacio, salpicadas de mensajes indescifrables, y en el suelo, retazos… La presencia invasiva y pesada del silencio me enloquecería de no ser porque soy emperatriz, y mi fuerza interna es íntegra e incalculable. Aun así… ¿Hola?
   Mi imperio… estaba aquí, hace un mísero instante. Épico, colosal, vivo. Hoy no es más que escombros mudos incomprensibles para mi entendimiento.
   Muerto. Está todo... vivo… pero moviéndose bajo una sinuosidad a la que soy incapaz de adecuarme. Yo… yo soy el granito de arena, único, sobreviviente de toda una masacre. Ajena a esta luz, a estas paredes, a los colores perdidos de esta antigua magnificencia. Mi magnificencia está muerta. Pero yo, yo estoy…
   Yo estoy viva. Quizá nadie hay aquí dentro, pero ¿fuera?
   He vivido durante largo tiempo. He vivido guerras, he vivido traiciones, odio, pero nunca el poderoso palpitar del miedo. Hasta ahora.
   La luz del sol brilla intensa y extraña. Nunca me había asustado por ser iluminada por un sol que siento desconocido. Y, mucho menos, jamás sospeché lo difícil que puede resultar enfrentarse a dar un paso.
   Hay algo sucio y ruidoso, casi inapreciable, en esta espesura. En estas ruinas.
   El acto de contemplar al que me doblegué sin consciencia ni resistencia en pos de aquel horizonte fieramente alumbrado disipó mi angustia durante un lapso de tiempo.
 Toda esta locura la desconozco. Piedras preciosas, brillantes, se movían veloces en la lejanía, unas detrás de otras, por un paisaje en acto distinto al horizonte donde yo habité. Había un ruido gris y mudo en el aire, en lontananza. Una energía desconocida se agolpó primero discreta y después violenta en mi pecho y garganta.
   Me entregué a su ordenanza, tal y como los chamanes me enseñaron, y comencé a danzar.
   Dancé en espiral, contenida en altura, como liebre desatada, dancé con el bamboleo epicéntrico del tornado. Dancé siendo dueña ninguna de mi ser, así como en ese momento lo era de mi imperio, del presente y del tiempo. Dancé privada del juicio, pero libre así de las ataduras de estar cuerda. 
   Este sol desconocido es más árido ahora, y su idioma lo ignoro. La calma después de la tormenta no me ha traído respuestas, sólo algo de paz… y nuevas preguntas.
   ¿Alguien me recordará? ¿Alguien recordará esa era? ¿Estaré muerta ahora en la historia? ¿Qué historias rondarán sobre mi reinado? ¿O reinará el silencio? ¿Es mi destino reinar en este silencio?


 *Silencio*


sábado, 21 de enero de 2017

La eterna pregunta.

   Tengo almibarados los sentidos desde hace 3 días, pero esta noche se ha nublado también la fuerza de mis manos.

   Carcajadas en presente puro. Vacío posterior.
   Desde el punto más alto al punto más bajo por el breve sendero de los segundos.

   Hay que tener valor y fuerzas para salir del huracán cuando estás a salvo en el ojo del mismo. Pero algo me dice que este huracán es necesario. Saltar a la violencia del mismo es necesario. Tal vez arriesgarse a morir para saber... ¿Qué es vivir?

viernes, 20 de enero de 2017

Un día para ser ciénaga.

  
  Tengo los pies helados de la misma forma que mis ganas de escribir.
   Es sencillo, hay días en que no hay fuerzas ni para sostener tus principios. Y fallar demuestra precisamente tu fuerza cuando, a pesar de ello, asumes y remontas.
   El impulso es más potente cuando tocas el fondo.

   Son días de limbo, donde los ojos permanecen somnolientos a causa de la sal emanada por la tórrida desdicha, y, tras el monzoon, la eliminación completa de las tensiones transporta tu sentir al latir sosegado del mar mediterráneo.
   Y puedes descansar.

   Si tienes en tu presencia una afectuosa mano amiga que te cuide cuando ni tú mismo tienes razones para hacerlo, eres más que afortunado.
   Yo lo soy. Y no sabré dejar de agradecer este mar en calma que me acuna sin yo merecer tal dedicación. Tal entrega.

   Permitirse ser de barro en una tormenta es tener el valor de transformarte.
   Permitirse ser barro en tu propia tormenta es ser maestro de uno mismo y enseñarte a crecer.

   

jueves, 19 de enero de 2017

Títeres.


Cada vez más comprendo que este oficio trata de cederse a uno mismo como títere de la inspiración.
El nivel de relajación es directamente proporcional a la facilidad con la que el arte emana. En la escritura, en el teatro, en cualquier disciplina artística y artesanal.
Y si hay demonios, que los hay, juguemos con ellos. Las más emocionantes obras de arte de seguro no han sido más que la espontánea expulsión de una emoción, devoradora y venenosa, del cuerpo a un lienzo, a un instrumento, a la voz, a la danza...
La aceptación de los propios demonios para un artista significa el aflorar seguro de un arte emotivo y vivo. Es nuestro enemigo, y a la par mantiene con vida nuestro arte, y con él a nosotros.
¿Acaso no parece coincidencia que aquellos artistas, los más brillantes de la humanidad, hayan pasado por la vida de forma atormentada y pasional?


Reflexión Somera
19.01.2017

miércoles, 18 de enero de 2017

Exceso de sal.

   Este hueco no hace más que crecer cuando no entiendes el tamaño de esta tristeza... de este dolor. No importa que te encuentres al otro lado de la pared. Esta pared se siente como un océano de esta forma.
   No encuentro palabras para describir esta contradicción tan dolorosa y tajante que siento dentro.
   Sólo me sabe mucho la boca a sal.

martes, 17 de enero de 2017

Verte leer.

   Para mí, una de las mayores bellezas la encontré cuando te vi leer una noche.
   Fue un momento cautivador, y hubiera deseado desaparecer de tu consciencia para convertirme en un ser diminuto que, escondido tras un mechero, te observara durante horas y horas.
   El leve fruncido de tu frente, el ávido recorrido de tus ojos, de izquierda a derecha, de arriba a abajo, esa sensación de aliento contenido, de actividad contenida y concentrada toda en el tercer ojo, y el resto del cuerpo en total sumisión a la fiera actividad intelectual.
   Como si el paso del tiempo no existiera.
   Nunca percibí antes de forma tan delicada y sutil una entrega profunda e irreversible a la lectura.
   La vida que se puede percibir en este espectáculo invisible bien podría compararse con la observación minuciosa de una ciudad de bola de nieve, de esas que están en el interior de bolitas de cristal, ciudades de nevada infinita, que estuviera realmente compuesta por una microsociedad que respira, duerme y se hace preguntas.
  Verte leer es sentir la inquietud en la quietud.
  Verte leer es mecerse en el oleaje de tu misterio.
   Al verte leer entro, de esta forma, en un olvido indefinido de mí misma cuya única acción es, sencillamente, contemplar.

lunes, 16 de enero de 2017

Azul oscuro, casi gris.

¿Por qué titilan las estrellas?
Acaso están tristes...
Con ese sollozo desnudo y transparente parece que piden socorro, o bien entonan un tímido cantar.

Salturreando por estas reflexiones me tropecé con el recuerdo del mar de estrellas que era para mí el enjambroso panal de tus escritos. Esas manchas de palabras salpicadas con precisión...
Yo ansiaba ser tu aprendiz.

No recuerdo en qué momento del borroso período de mi línea temporal te marchaste.
Me acuerdo de ti, todavía, aun cuando lo que recuerde sea la decepción de no haber sido recíprocamente admirada. Admirada por mi, diferente al tuyo, arte de salpicar palabras.

Es curioso, ¿te has dado cuenta de que el silencio parece estar vivo sólo cuando se espera expectante la poesía aflorar?

domingo, 15 de enero de 2017

Mi Pinocho dijo adiós a sus mentiras.

He decidido enfrentarme.

Al dolor de mis mandíbulas tensas, al frío... espejo de mi fuero interno. A la negación de mi falta de control, y la obsesión por el mismo.
Y tengo miedo.
Saltar con vendas de propia elección ocultando el precipicio a mi mirada da cierta seguridad, pero esta vez no las quiero. No las quiero más.
Soy consciente de que ser testigo de los propios errores es casi tan estremecedor como puede serlo una pesadilla; pero ya estoy cansada de negarme a mí misma.
Estoy cansada del temor no enfrentado. Anestesiado. Despreciado.
Soy este ser, y éstas son mis debilidades.

Y tengo fe en ser la carpintera adecuada de este, mi pinocho averiado interno.
Aunque... quién tuviera la fortuna de una nariz cuyo traicionero crecer delatara la deslealtad hacia nosotros mismos.

sábado, 14 de enero de 2017

Contrato con el Numen.

Veleidosa arpía...
Me dejo la fuerza de voluntad en esta tarea.
Al menos una vez en mi agitada jornada me siento a dedicarte unos minutos, aunque el cansancio me azote buscando mi renuncia.
¡No me esquives, maldita y necesaria!
Más te (me) vale que, al cabo de un tiempo, termines cediendo a mí.
Si el problema es mío, ¡enséñame! Pero no me dejes con cara de tonta mirando mi mediocridad.
¿Por qué a mí no me acaricias?
¿Qué anhelas, caprichosa? ¿más arena de mi reloj? ¿un trozo de mi alma?
¿Es eso, tiempo, consagración... lo que tu indiferencia simboliza que me estás demandando?
Prometo prestarme a ti, con la condición de que me ames de igual forma.
Esto es un contrato.


Yo, __________ , me comprometo a mostrar dedicación y paciencia, y a nutrirme en pos del crecimiento necesario de _________ , de forma que, el mismo, devuelva con entusiasmo mi entrega en forma de riqueza creativa y compañía.

Firma del afectado:                                                                           Firma del solicitado:
_______________                                                                            _______________

viernes, 13 de enero de 2017

Herramientas.

   A mí me enseñaron que siempre hay una rendija. Las cosas se consiguen trabajando y dejándose el sudor, la motivación, y la piel en aquello que hace que te vibre el esternón.    No es que crea en el destino, no me gusta creer en ello, pero creo que la imagen de moverse fluyendo con una energía, ¿quizás el universo?, puede generar en ti luminosidad, y la gente es muy sensible a ello. Aunque no se de cuenta.
   Me enseñaron que hay que estar despierto. Supe aprender con una poca de experiencia que no conseguir tu objetivo en el momento que tú querías no es una derrota. Hay períodos de la vida que son tan equilibrados, que fluyen de forma tan ligera, que da miedo que sean una mentira. Pero más miedo produce que puedan ser de verdad.
   Si sigo viva a pesar de mis pánicos es porque soy poseedora de fe en la intuición.
   No hay intuición más profunda que la de mantenernos con vida y en busca constante de aquello que nos es propicio.
 
 

jueves, 12 de enero de 2017

Algo caóticos los días.

Me fío, pero hasta cierto punto.
Es casi emocionante verme como una niña.
Es emocionante sentir que casi se empieza de cero
¿Se puede reprogramar el desarollo del apego?

Tengo un jet lag vacacional del que no logro despedirme.
Me asusta la misma rutina de ayer.
Estoy cansada de esta fatiga infame y constante.
¿Esto es ser irresponsable?

...
Cuando lees te pones muy bonito.






miércoles, 11 de enero de 2017

Reflexiones inspiradas en un principio de indignación.

   Nunca comprendí porqué esa indiferencia hacia la intimidad profunda de la soledad del otro. Especialmente a aquella que el otro comparte.
   Como si nos fuera desconocida. Como si nos resultara ajena. ¿Acaso no tenemos todos un pozo negro en nuestro cuerpo interno que está repleto de preguntas, preguntas enormes, enormes y sin respuesta? No se trata de negatividad. Hay momentos en la sensación de flotar en un profundo vacío que deben asemejarse a la sensación de eternidad. ¿Eso no es bello?
   Existe un enorme temor a empatizar con la soledad ajena. Y, sinceramente, pocas cosas me parecen más íntimas que compartir un largo rato de silencio, de soledad, de estar en el mundo, con una persona que se encuentre en el mismo estado vital.
   Los misterios resultan una parte importante de nuestra concepción de la belleza.
   El mundo, la vida, son hermosos, quizá terroríficos en ocasiones, porque son un misterio. E ir en busca de la razón de un misterio tan grande no te llevará a la respuesta del mismo, sino a miles de otras respuestas que considero esenciales para crecer. No sabría decir cuáles, cada uno necesitará unas concretas para sí.
   No todo en la línea de nuestra vida es alborozo y júbilo constante, aunque queramos convencernos de ello o lo tomemos como objetivo. Y es natural. Es equilibrio. Una balanza precisa de ambas partes a un mismo nivel.
   Si somos capaces de abrazar nuestro vacío, nuestra soledad; si somos capaces de vivir una sensación de eternidad sin temor, de aprender a deleitarnos con la pérdida momentánea de la noción del tiempo, de enfrentarnos a nosotros, entonces seremos capaces de sentir los opuestos, la alegría, el amor, la tranquilidad en su esencia más pura. En su medida más perfecta.
   Eso es vivir. ¿No te parece hermoso?

martes, 10 de enero de 2017

Autocarta desde el falso limbo.

   Hay alegrías que aún hoy en día no distingo realmente qué son.
   Viviendo con un especie de anhelo, insatisfecha con todo, me planteo si lo que busco tal vez no exista. La resignación va acompañada de la tristeza.
   Me pregunto hasta qué punto mi autoexigencia tiñe el exterior haciendome infeliz con la realidad.
   Se hace difícil estar sola. Es duro estar acompañada.
   Esta sensación de fragmentación mezclada con necesidad complica seguir andando.
   No sé porqué sigo andando. Será la fe.
  
   Cambio y corto.

lunes, 9 de enero de 2017

A manos de la zarpa.

   Se había lanzado al mundo todavía envuelta en las sábanas de la inocencia, como una mazorca sin estrenar. Sus pieles fueron arrancadas casi a la fuerza, y antes de ser capaz de ser consciente de la desnudez obscena que la vida le obligaba a vestir, ya había reaccionado en defensa propia.
   Como estrategia, o tal vez como mensaje divino mal comprendido, dirigió su caminar a las calles más sucias. Observar desde el fondo mismo de la humanidad a la misma era un calmante de efecto casi tan poderoso como la heroína. No había más abajo para caer.
   Sentir el sol brillar le producía una sensación de indiferencia, aquella que te puede causar mirar el brillo falso de una pulsera de piedras de plástico del chino. Nada tenía de especial el sol de los días, y los días nublados sólo hacían de ese tránsito hacia la noche un momento aún más deprimente.
   En la noche estaba el verdadero brillo, si es que eso realmente existía.
   Estaba sola. Eso sólo significaba que, salvo por su honrado oficio, no mantenía interacción con personas. Combatía la soledad, por supuesto. Como todos hacemos. Compartía las horas finales nocturnas, después del cigarro último que sellaba el final de la jornada de trabajo, con su pálida y mejor amiga. Esa relación fue lo único de su vida que le inspiraba a cuidar con delicadeza.
   Con ella, esas últimas horas de la noche se convertían en una conversación con los astros. Y no importaba que hiciera frío. Salía a fumar al balcón estrecho de fierro de su mugriento departamento. Tan sólo estaba. Tan sólo era. Y de la mano de la sonrisa vital y del silencio de su albina compañera veía teñirse progresivamente de púrpura los bordes de la metrópoli, dejándose arrastrar por la somnolencia diurna.
   Un día, sencillamente, no despertó más.
 

domingo, 8 de enero de 2017

Son tiempos difíciles para entenderse.

El sol y la sangre se juntan a mis ojos.
Un sudor de cereza mana de mis labios.
Los patos son de madera y metal.
Mi mirada se posa en una mazorca en positivo.
Mis guardianes son un trío hilarante.
Este enorme cristal reflectante es una puerta que ojalá pudiera cruzar.
Mis pies fríos no se entienden con mis manos calientes.
Y a veces confundo el hambre con la soledad.

Hay semanas donde las cosas tienen un sentido diferente.
Hay días donde la empatía por soledad consuela.
Hay segundos donde tic, tac, tic...

sábado, 7 de enero de 2017

Canção

   De pronto, y sin que hubiera habido forma de preveerlo.
   Ahí estaba... De pronto podía respirar casi con normalidad, y el escalofrío se desliza a través de la columna, relamiendo cada vértebra, tornándose la piel de gallina.
   Desde entonces mi esternón pesaba 5 kilos más. Y yo volví a creer en la vida.
 
   Quizá ese sobrepeso no sea más que el luto interno.
   Quizá yo tengo que morir para volver a nacer.

   Sea entonces mi fin.

viernes, 6 de enero de 2017

Un cuarto lleno de vacío, reflejo del alma.

En la mesa de su escritorio tiene una laguna con tres patos.
Hay veces que se ahoga tanto en la suya propia que desearía ser uno de esos.

En las paredes de su habitación puede verse 3 espejos de variados tamaños.
Infinidad de veces se ha mirado en ellos, buscándose, queriendo huir, intentando reconocer quién es esa muchacha de ojos tristes y verdes.

Colgando, con la mirada fija, hay dos máscaras que todo lo observan.

Y al fondo de su cama, sobre la manta de cuadros, un gato atigrado que es el más fiel reflejo de sus puntos débiles a trabajar.

Y a pesar de tener tantas cosas, inevitablemente, se siente triste.

jueves, 5 de enero de 2017

Y relojes...

Lo comprendí.
Pero mucho rato después.
Fue el final aquella presencia que yo sentía a mi vera.
Que nos miraba.
Los silencios fueron sus preguntas.
Las miradas esquivas, quizás nuestras respuestas.
Más parece que sólo hay una:
Tiempo al tiempo.

miércoles, 4 de enero de 2017

Cinco puntas verdes.

El amor que profeso a las plantas no me envuelve precisamente cuando en tu sangre corre el aroma y en tus ojos reluce la misma matando el brillo de tu conciencia.

martes, 3 de enero de 2017

Un mantel, una taza y el silencio.

   Y con éste frío, ¿cómo esperabas que pudiera ser más dulce? Bueno, a veces río... quizás te valga, pues mi sonrisa bien que reluce.
   Cuando eras crío, me contaron, gritaste al ver a tu abuela ¡mira cómo luce!, mientras bailaba con brío, como a quien el peso de los años no seduce.
   Advertiste también allí un trío de mariposas blancas, que revoloteaban sobre las lavandas en un cruce. Y caíste al río, por permanecer embaucado. Sí, me di cuenta; la belleza te abduce...
   Un escalofrío. Lo vi reflejado en tu piel al erizarse el vello. Recordarlo es lo que te lo produce.
   Tu mirar fue entonces sombrío. Y yo entiendo que él calle, pero sé que ya deduce que cuando sonrío es porque algo de lo más profundo de su ser trasluce.

lunes, 2 de enero de 2017

La próxima.

Ayer la semillas flotaban en la superficie y la gente lo afirmó como una obviedad.
Sin embargo, hoy permanecen en el fondo.
Y yo... tan sólo callé sin escuchar que por dentro dudaba de esa verdad.
No es la primera vez que me traiciono.
Ya, lo siento.
La próxima vez seré mejor.

domingo, 1 de enero de 2017

2º noche contigo y conmigo.

Sencillamente ocurre que mi estómago se mantiene alerta.
Han sido tantísimas lunas que he dormido con la soga apretando mis mandíbulas
que ahora no es fácil perder el temor.
Tengo los instantes casi en la palma de mi piel, casi siendo inercia,
y tanta asfixia he padecido para lograr la organicidad, que me aterra bajar la guardia por un momento.

Y tú,
la parte más compleja, la más enraizada en mis poros, la que más duele matar para que viva,
resultas lo más laborioso en esta travesía.
Lamento de veras las heridas que te causo, pero es necesario que experimente para encontrar el error.
Sólo así sabré evitar dolerte después.

Nuestros ritmos son asimétricos,
y todavía me quedan muchas partes por destruir para crear después con los escombros.
Es curioso.
Con lo negro que lo veo todo me sorprende mi blanca fe.
Pero está claro, no necesito un dios para creer. Sólo necesito estar viva.