sábado, 7 de enero de 2017

Canção

   De pronto, y sin que hubiera habido forma de preveerlo.
   Ahí estaba... De pronto podía respirar casi con normalidad, y el escalofrío se desliza a través de la columna, relamiendo cada vértebra, tornándose la piel de gallina.
   Desde entonces mi esternón pesaba 5 kilos más. Y yo volví a creer en la vida.
 
   Quizá ese sobrepeso no sea más que el luto interno.
   Quizá yo tengo que morir para volver a nacer.

   Sea entonces mi fin.

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