miércoles, 19 de abril de 2017

Los días de Yin.


   ¡Se han apelotonado
las amapolas,
estallando más tarde
de lo que suelen!

   Las nubes de hoy, que
se presentan metálicamente
esponjosas,
me invitan a la reflexión
del origen concreto.

   Porque el sol está
melancólico,
y solloza chispitas mojadas
que se me antojan
un gordo abrigo
que se evapora en mi piel.

   Entre tantos días
risueños
no viene mal el susto breve
de un leve zozobrar
en el ánimo.

  Y, si la naturaleza acompaña,
mejor.

jueves, 13 de abril de 2017

Da miedo.


   El sol sale y se pone a diario
y cada vez siento menos miedo
de perderme
al irme a dormir.

   Cada puerta que cruzo
es más delgada, pero más colorida,
y cada vez
huelo más cerca los jardines.

   Me he dado cuenta
de que no hay solo uno,
y que no pueden coexistir.
No.

   Y da miedo.
Da casi tanto miedo como estar vivo
y la inevitable posibilidad
de morir ahora.

   Vivir da casi tanto miedo
como morir.
Si no lo has sentido alguna vez así
¿Realmente crees vivir?

   Casi me ahogué esta tarde
en una tormenta oceánica de preguntas
y de negativas a las mismas
en mi nueva libreta.

   Da miedo atreverse a preguntar.
Atreverse a aceptar que,
quizás,
te estés planteando... eso.

   Pero, ¿sabes?, prefiero caminar lento
con las pesadísimas botas del miedo
que permanecer paralizada,
encerrada en mi propia cárcel de NO.

   ¿No es eso ser valiente?
¿No trata la valentía
de tomar el miedo como compañía
y caminar?

   Sé que parece extraño.
Da miedo ser valiente.

lunes, 3 de abril de 2017

Notita de clase para Juanpe.


   Quiero escribirte. 
   Quiero decirte. Gracias. Eres un sol y un demonio.
   Dulce y picante.
   Mi mejor complemento.
   Aunque aún estoy aprendiendo. Estoy descubriendo.
   A encontrarte fuera de mí, y encontrarme yo allí.
   Me da dicha comprender, a veces, que me quieres 
con el engranaje oxidado que tengo algunas veces.
   Me da dicha observar, a veces, que hay mucho más de ti
que yo estoy aprendiendo a ver.
   Me llamarás mística, quizás, pero hay una frase...
   No recuerdo el orden de vocablos.
   Pongamos que dice así:
"Estamos destinados a estar con aquellas personas que nos generen las
dificultades necesarias para poder crecer y avanzar en la vida."
   Sí, creo en eso. Porque cada día lo siento.
   Creo porque veo.
   Que eso eres. Un sol mexicano, suave y constante a la luz y la calma,
pero que enchila en la oscuridad de las sábanas húmedas.
   Te quiero casi tanto como hacer telas, 
casi tanto como entrenar verticales... y eso es una gran calidad.
   Te quiero, bonito.
   Niño tierno y travieso.
   Inteligente como un sabio... ¡pero despistado!
   Te quiero, científico artista.
   Te quiero como quiere una libélula al río,
sin posarse para no ser arrastrada, 
pero sobrevolando siempre la corriente; permaneciendo a su vera.
   Te quiero en mi vida como quiero en ella a las amapolas.
   Te quiero en el invierno, en el verano, el la primavera y en mi otoño dorado.
   Te quiero en silencio.
   Te quiero (y sé que te quiero) porque me quiero a mí.
   Y sólo así podría quererte.
   Justito detrás de mí.
   El siguiente en la cola.
   Sólo así... podría quererte bien.


Con mi aliento limpio en tu nuca, 
respirar el sueño en tu abrazo nocturno,
y sonreír la suavidad de tu piel.