lunes, 3 de abril de 2017

Notita de clase para Juanpe.


   Quiero escribirte. 
   Quiero decirte. Gracias. Eres un sol y un demonio.
   Dulce y picante.
   Mi mejor complemento.
   Aunque aún estoy aprendiendo. Estoy descubriendo.
   A encontrarte fuera de mí, y encontrarme yo allí.
   Me da dicha comprender, a veces, que me quieres 
con el engranaje oxidado que tengo algunas veces.
   Me da dicha observar, a veces, que hay mucho más de ti
que yo estoy aprendiendo a ver.
   Me llamarás mística, quizás, pero hay una frase...
   No recuerdo el orden de vocablos.
   Pongamos que dice así:
"Estamos destinados a estar con aquellas personas que nos generen las
dificultades necesarias para poder crecer y avanzar en la vida."
   Sí, creo en eso. Porque cada día lo siento.
   Creo porque veo.
   Que eso eres. Un sol mexicano, suave y constante a la luz y la calma,
pero que enchila en la oscuridad de las sábanas húmedas.
   Te quiero casi tanto como hacer telas, 
casi tanto como entrenar verticales... y eso es una gran calidad.
   Te quiero, bonito.
   Niño tierno y travieso.
   Inteligente como un sabio... ¡pero despistado!
   Te quiero, científico artista.
   Te quiero como quiere una libélula al río,
sin posarse para no ser arrastrada, 
pero sobrevolando siempre la corriente; permaneciendo a su vera.
   Te quiero en mi vida como quiero en ella a las amapolas.
   Te quiero en el invierno, en el verano, el la primavera y en mi otoño dorado.
   Te quiero en silencio.
   Te quiero (y sé que te quiero) porque me quiero a mí.
   Y sólo así podría quererte.
   Justito detrás de mí.
   El siguiente en la cola.
   Sólo así... podría quererte bien.


Con mi aliento limpio en tu nuca, 
respirar el sueño en tu abrazo nocturno,
y sonreír la suavidad de tu piel.

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