viernes, 10 de febrero de 2017

Los factores del estímulo.


   Fueron 4 horas de sueño enlatado
y al despertar el espejo me indicó,
a través de la sal de la comisura de mis ojos,
que me había dormido con mucha tristeza.

   Tras una larga plática en la aurora encapotada
acerca de los motivos del peso de yunque en mi esternón,
emprendí un camino fantasmal, sumergida en mi cabeza,
dirección "el origen del metal que me consume".

   Mi fe es robusta,
y la señal de que ésta ceda al peso sin disputa
indica un fallo grave en la reciprocidad del mundo
a mi hacer, motivo de mi pena.

   Una cantidad mayor de vueltas de las manecillas
hincada en la acción reposada,
y un reencuentro íntimo con mi placer alimentario
y tal vez encuentre una linterna para atravesar este palacio frío.

   En algún momento abriré una puerta
y encontraré de frente la belleza salvaje de un jardín inglés; el mío.
El atajo, sin embargo, pasando por mi biblioteca,
me aportó saber que, como ser de gentes, llegaré más tarde si voy sola.

    Dispongo que 48 horas dispuestas en bocanadas,
y cuando el último grano de arena caiga y repique su campanada,
es preciso que haya localizado entonces mi candela.

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