domingo, 19 de febrero de 2017

Hoy estoy más limpia que ayer.

   De repente,
se me oscureció la tarde de seriedad.

   Un espejo solitario de noche sin estrellas,
y una herida que duele en el presente y que golpea al pasado.

   Una gata inconstante por un lado,
de uñas al filo de la palabra.

   Por otro una esfinge de sal reseca
y de risa vacía.

   Mientras, yo trato de hacerme un hueco
en esta caverna oscura, aunque cada vez más limpia.

   Voy construyendo mis días
a mi compás.

   No me pasa nada,
y me pasa todo.

   El miedo no me habla
hace rato ya, este momento es otro diferente.

   Tan sólo paciencia,
que ya raya el alba.

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