lunes, 20 de marzo de 2017

Robándome madrugadas.


   Me contaron que
hace tiempo,
robaba las madrugadas
porque era tiempo
que me pertenecía.
   Que llamaba,
al grito salado del infante,
exigiendo lo que era mío
y ofreciendo calma
una vez recuperado.
   Ahora he crecido,
y tras tantos años
de viaje,
y con el tiempo
sin apenas un respiro,
soy yo la que se roba
sus propias madrugadas
aunque al día siguiente
me duerma por las esquinas.
   En el silencio
de la noche dormida,
mi insomnio me invita
a una íntima cita conmigo.
   Y creo que hoy por hoy
no hay momento del día
que haya más paz
que en éste,
fundida en el abrazo
de estar conmigo a solas,
de estar conmigo misma.
   Aunque al sol
del siguiente día
me duerma por las esquinas.

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