domingo, 5 de marzo de 2017

Calor que abraza.

   Maldita la arena
reseca en mis ojos
la mañana siguiente de una noche de lluvia.

   No sé porqué sigo intentándolo;
no sé porqué no me leo más.
Porqué no me hago más caso.

   Yo sé de mis fallos actitudinales
y si no los sé,
espero que se me informe de ellos.

   Cuantas veces he gritado
que no quiero hablar con una flor,
sino con un ser humano.

   Este cambio me está asustando
pero más rabia tengo en el pecho que miedo.

   Como espada candente
que me abrasa los pulmones
y me asfixia en su humareda.

   Qué miedo da que no quiera vuelta atrás,
aún sin saber qué hay adelante.

No hay comentarios:

Publicar un comentario