miércoles, 31 de mayo de 2017

Ser mi Galileo.


   Y cae un granito,
y otro,
mientras regulo la escucha
más cerca del núcleo
o más lejos.

   Este momento
de fibra blanca a la espera
es donde puede haber
o estampida
o bien silencio raso.

   Una vez te devuelve el
eco la pregunta,
el chorro del grifo cae
casi sin cortes.

   Fue la respuesta
el anhelo del cierre
de los parpadeos constantes,
hoy.

   Y la muerte
de mi espera de ellos.

   ¿Cuántas vueltas del sol
y cuánta sal desperdiciada
en mis mejillas
quedan para que
llegue la travesía desnuda?

   ¿Cuánto falta
para ser mi Galileo?

   ¿Cuánto
para ser mi sol?

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