sábado, 27 de mayo de 2017

Quitarse una espina.


   Me voy arrancando
la piel
a tiritas.

   Cada vez
que un recuerdo
amanece.

   Todo
duele en carne
viva.

   Pero no sé porqué
esta decadencia.

   Como si se tratara
de volver
a las mismas entrañas de mamá.

   Al calor
húmedo
de la oscuridad.

   Al principio...

   Lo único que siento
en este sitio
son recuerdos
entumecidos.

   La rosa dejó
de ser
bonita.

   Su espina
no fue más que una espina.

   Tal vez este Quijote
sea el final
Abramovic
que nunca quise.

   Tal vez
la muralla china
se recorra en tan sólo
45 minutos.

      Y ahí,
yo pueda decir
Adiós.


No hay comentarios:

Publicar un comentario