Fueron dos gotas
de guitarra
las que accionaron esta vez
este resorte del que escapo
siempre que
puedo.
Estoy esperando
a que la pregunta "¿por qué?"
se canse
y deje de llamar a mi puerta.
Seguir memorando
la banda sonara de los días
en que los huecos de mi puzzle
daban cabida a tus
protuberancias
tan sólo deshilacha mis pestañas mojadas.
Alarga la nevada
que acalla todo cálido murmullo.
·
Parece que, ahora,
sólo me consuela la música
que sale de mis manos.
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