viernes, 26 de mayo de 2017

La futura flor desnuda.


   Me encontré anoche,
en la mañana aún dormida,
deshojando la margarita
de mil pétalos
de adioses.

   Una despedida
por pétalo
de cada recuerdo
que permanece atascado,
aún,
entre algunos mis poros.

   Su caída es leve
y parece que
todavía me cuesta mirar,
porque algunas veces
he creído ver un pétalo caer
por el rabillo.

  Y luego este
sigue ahí.

   Quizás no miro
por pavor a quedarme enganchada
en uno de esos
pétalos blancos.

   Quizás no miro
para no mirarte más.

   Y cambio, y giro, y tuerzo,
la mirada, mis manos,
mis esfuerzos.

   Busco un ticket
con el que poder cambiar los abrazos
que necesito
por unos que no estén
fuera de stock.

   A veces incluso
encuentro mi puerta
en este aeropuerto a oscuras;
pero parece
que aún se retrasa el vuelo.

   Entre tantas nubes en los ojos
no puedo evitar olvidarme
de que
no importa lo húmedo
que esté el día,
porque,
encima del manto de algodón,
el sol brilla.

   Contigo
o sin ti.


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