lunes, 22 de mayo de 2017

El inicio.


   Se me antoja harto difícil
dar entrada a mi rienda,
no tan suelta aún,
en este mar blanco y vacío.

   Ingentes cantidades
de ideas que se dispersan
igual que la concentración de un borracho
en un tiovivo.

   Se deslizan ágiles,
escurridizas.

   Me consuelo al menos
con pensar
en el valor de haber cedido,
tras 12 días del ruido
de las espadas de los sí y los no,
a enfrentarme
a las palabras claras.

   A escribir.

   Empezar desde el 0
es más bonito en la cabeza,
cuando todavía sabe a idea.

   Pero qué difícil se hace
quebrantar la llanura del agua
a sabiendas de que
recuperarla
significa verla ondear
al menos unos instantes.

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