sábado, 8 de julio de 2017

Tarde con el sol tranquilo.


   Impactó duro
un oleaje de nostalgia,
inesperada,
incorpórea,
invisible,
que arrasó con
la quietud.

   Apenas fueron perlas
las que acariciaron
la comisura de mis
pestañas,
anclándose en
pecho y mandíbula
todo el peso
fantasma.

   Evitar la contención
no ha sido un concurso
ganado
en ninguno de
mis últimos años.

   Supongo que es normal
que no pueda soportar
de golpe
toda la melancolía
que me he negado.

   Hasta hoy

   Hasta ayer.

   Hasta antes de ayer.

   Podrías haberte
escapado
tranquilamente, por mi ventana,
si lo hubieras
querido.

   No me importa,
ya no quiero atar a
nadie,
ni siquiera a la nostalgia;
sólo desatarme a mí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario