domingo, 16 de julio de 2017
Ceniza.
Ojalá
hacerme ceniza
y que me lleve el
viento.
Y formar parte
de la sinfonía frondosa
de estos eucaliptos,
a la par que me alejo
de aquí.
Para siempre
y para nunca.
Para nunca volver a
sentir
que tengo que decidir
entre vida o muerte.
Primero la esperanza
fugaz,
de un bienestar también fugaz,
y después, un yunque en
el estómago;
y mi peso cada vez menor.
Y mi luz cada vez
más tenue.
Y mi voz cada vez
más silenciosa.
Y mi voluntad cada vez
más sistemática.
Y mi fuerza vital
de momento carbón,
pero dentro de poco
ceniza.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario