lunes, 24 de julio de 2017
No más a medias tintas.
Soy un racimo
de uvas infinito,
aunque ya decidí
no estar
al alcance de
zorros.
Hoy prefiero
abrazarme a
los ladrones de camas
soleadas.
Esos que
con su arrullo que vibra
curan la lluvia
calculada.
Lluvia necesaria
pero que alguien tiene
que cerrar.
Soy un racimo
de uvas infinito
y tantas veces
lo olvido
como uvas tiene.
Ahora invisibles,
de hoja perenne a mis
ojos,
si acaso a veces
vislumbro
un brillo tinto.
Y sólo será para
mí, el vino,
cuando lo encuentre,
cansada de atiborrar
estados de consciencia
de otros.
Soy un racimo
de uvas infinito
que supo que no
encajaba en
la parra.
Y ahora en el suelo,
mirando hacia arriba de
donde caí.
me siento mejor.
lejos del trivial
bullicio.
Lejos del tribal
vicio.
Lejos de ser
mi rival,
éste es
mi inicio.
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