sábado, 17 de febrero de 2018
Inesperadamente colombiano.
Primero fue la lectura que
yo misma niego
que tanto espero cada día.
Después, en medio de polvo
y plumas, la banda sonora
de mi corta vida antes de adulta,
cuyo origen es el mismo.
A continuación,
la ingesta del maíz en una de sus
miles de formas posibles
con mismo nombre; redondas como
el sol. Y con sabor a sol.
Y por último, y totalmente
imprevisible junto con una compañía
gallego-belga, la pócima verde,
ácida y dulce;
el primer jugo probado del país,
y uno de mis más queridos.
Hoy el día resultó
inesperadamente colombiano.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario