sábado, 30 de diciembre de 2017
La naDa.
Es la misma cascada de ruidos
que dejo deslizar de nuevo en mis oídos.
Porque ella me dio la pista,
y merece su espacio repetido tantas veces
como sienta que me va a revolver
la boca.
En los días de la nada,
donde prima el sol o la luna,
no hay más que ser...
e incluso esta pista quizá no sea más
que una prueba.
Las órdenes son:
sencillamente flota, y nada debe interrumpir.
Hasta que el centro vuelva
y se torne inamovible;
hasta entonces, no hay más
tarea.
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