viernes, 21 de noviembre de 2014

Hojas doradas mojadas, otoño por dentro.

   He encontrado en mi mente una nueva forma
de pasear, y es bien hermosa.
Se trata de seguir ciegamente la norma
del romanticismo, y no otra cosa.

Desde el calor del lugar en que estés
presente, te trasladas por entero.
Y aunque el lugar está húmedo y oscuro, y ves
la lluvia, tan sólo es abrazo sincero.

Percibo, sin embargo, en este mi espacio, la rama
quemada. Dibuja sensualidades en lo invisible.
Prendida hoy, quizás, por la llama
de algo triste. Perfecta para un alma sensible.

Es tan sencillo y tan cálido que resulta
ideal. Me río y no lo siento.
Yo que siempre quise ser una culta
persona... y resulta que miento.

Y, ¿cómo acabar una poesía de un día
nublado por dentro?
¿Cómo hacerte saber que yo querría
saltar a tus brazos desde mi centro?




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