jueves, 17 de julio de 2014

Poesía & Reflexión.

   Y una vez más nada pudo llenar su cáscara vacía.
   Salvo, quizás, el tropel de palabras en papel gastado que paseaba de la mano del aroma a polvo, atragantando la garganta de los amantes de lo antiguo. Los pulmones ahumados de historias de las historias.
   De sus talentos naturales esclavizada su conciencia, un poco de todo, un mucho de nada; y de torpe progreso. Su única escalera de socorro fueron los cuentos de la vida. Y su único oxígeno a respirar lo característico más sencillo de cualquier particularidad. Iba con las prisas agarrándole las faldas. como desesperadas, andando y viendo sin ver, en el momento en que el bofetón, sin previo aviso, de un potente efluvio obligó la detención completa y sin sentido del movimiento.
   
   Con una sola vida no es suficiente. Porque no eres capaz de amar ciegamente, vivir y morir por lo que amas, por más de una cosa. El dilema es el de el alma que necesita más de un gran mundo, y necesita de varios para su sana nutrición. Que necesita por entero la intensidad de cada uno de ellos, y el pequeño y con apenas margen de hospedaje cuerpo que la lleva no es capaz de soportar el peso de tanta y tan impetuosa necesidad. 
   Y las lágrimas se llevan... quizás se llevan el espacio que ocupa la angustia. ¡La angustia! es la compañera de viaje más incordiante que los altamente sensibles están destinados soportar. Amiga, sé que alimentas a las musas, sé que por ti sé realmente que vivo, pero no me empalagues; no por favor. Los momentos en que me arropas de aroma excesivamente dulzón, me ahogo en mi propio vómito.
   
   Ya se acumulan las veladas solitarias en las que termino desgarrando mi garganta a gritos de ¡Enséñame!, ¡Enséñame a quitarme la máscara! ... Más, ¿a quién grito? No lo sé.

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