A veces olvida la memoria el cuerpo nuevo.
No entiende que no se entienden,
y carece de paciencia de madre.
A veces el pecho se harta de no ser escuchado.
y se anuda y protesta.
Quizás no lo entendemos porque sale por los ojos
en tibio reclamo.
A veces la rutina produce ceguera,
sordera,
y te quita la sensibilidad en los dedos.
A veces no importa cuántos libros tengas
que no encuentras palabras.
Y otras da igual las palabras,
mientras pesen dentro.
Hay veces que quiero escribir poesía,
pero no encuentro el puto ritmo.
Y digo tantos tacos que ya no parezco un hada.
A veces se es tan complejo
que hay que escribirse cartas a uno mismo
y releerlas un tiempo después,
con la cabeza fría.
A veces no hay tiempo,
tan sólo suspiros cansados.
tan sólo silencios dormidos.
A veces no hay una recompensa
y ni la miel más dulce
te quita el amargo sabor de las hiervas,
hiervas que tú te obligaste a beber.
Hay veces que no reconoces a la del espejo.
Y sus ojos se tornan tan tristes...
A veces ni el dulce te aplaca.
A veces todos los oídos están sucios.
A veces las lenguas están quemadas.
A veces el corazón está seco.
A veces conviertes en polvo lo que tus manos tocan.
A veces tu frente está fría.
Y tu entrepierna sellada.
A veces no hay razón que valga, para una sensibilidad no entendida.
Y en esas veces siempre intento
ResponderEliminaraunque sea difícil, por todos los medios,
recordar que el estrés que ahoga tiene fruto
y que todo ese dolor en bruto,
servirá para añadir plumas a mis alas
y llenar los suspiros de, las que como tú, son hadas.