lunes, 18 de mayo de 2015

A mediados de estrés.

A veces olvida la memoria el cuerpo nuevo.
No entiende que no se entienden,
y carece de paciencia de madre.

A veces el pecho se harta de no ser escuchado.
y se anuda y protesta.
Quizás no lo entendemos porque sale por los ojos
en tibio reclamo.

A veces la rutina produce ceguera,
sordera,
y te quita la sensibilidad en los dedos.

A veces no importa cuántos libros tengas
que no encuentras palabras.
Y otras da igual las palabras,
mientras pesen dentro.

Hay veces que quiero escribir poesía,
pero no encuentro el puto ritmo.
Y digo tantos tacos que ya no parezco un hada.

A veces se es tan complejo
que hay que escribirse cartas a uno mismo
y releerlas un tiempo después,
con la cabeza fría.

A veces no hay tiempo,
tan sólo suspiros cansados.
tan sólo silencios dormidos.

A veces no hay una recompensa 
y ni la miel más dulce
te quita el amargo sabor de las hiervas,
hiervas que tú te obligaste a beber.

Hay veces que no reconoces a la del espejo.
Y sus ojos se tornan tan tristes...
A veces ni el dulce te aplaca.

A veces todos los oídos están sucios.
A veces las lenguas están quemadas.
A veces el corazón está seco.
A veces conviertes en polvo lo que tus manos tocan.
A veces tu frente está fría.
Y tu entrepierna sellada.

A veces no hay razón que valga, para una sensibilidad no entendida.


1 comentario:

  1. Y en esas veces siempre intento
    aunque sea difícil, por todos los medios,
    recordar que el estrés que ahoga tiene fruto
    y que todo ese dolor en bruto,
    servirá para añadir plumas a mis alas
    y llenar los suspiros de, las que como tú, son hadas.

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