miércoles, 1 de octubre de 2014

Momentos del calendario que no me valen la pena.

   Hoy tengo los deberes sin hacer, y un descubrimiento que no me tranquiliza.
   El amor es la cara oscura de la luna.
   Si tiro hacia arriba estos demonios usan más fuerza y me succionan a los fondos. Ahí está oscuro. Hace frío... no veo. Y una chispita de luz. Y un gemido lejano. Una masa aguda de sonido empastado consigo mismo me está llamando y yo sé que ahí estaré bien, pero ¡maldita sea! no encuentro el camino...
   Hoy sangro y dejadme deciros que da igual por dónde. Tengo un cansancio que consideraría agradable de no ser por este nudo marinero que si lo pienso me hace vomitar. El vacío, pues nada más me queda cuando mis ojos son ciegos a mi realidad, y mi cabeza... mi cabeza no es fuerte; tú me lo dijiste. 
   No quiero ser una sobreviviente. Quiero ser una viviente.
   Y ahora es el momento. Ahora es el momento de ser valiente. Y no veo nada. Tengo tanto miedo que ni siquiera puede maquinar mi cabeza. ¡De que coño me sirve un estómago anudado! ¿dónde dejé mi caja de herramientas? un palo, al menos, para tirar este muro abajo...
   Oh, dejad de ladrar, felices. No os regodeéis, no es justo.
   ¿Y mi camino de baldosas amarillas...?
   Sólo quiero volver a casa.

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