jueves, 12 de septiembre de 2013

El sueño del alma enjaulada.

Como en casi todos los sueños que tenemos, nunca recordamos el principio. Y es más, ni siquiera dentro del sueño, si intentas recordar, logras saber cómo se inició el mismo.
Y así, por la mitad, es por donde ella se ve, caminando en una enorme casa, un palacio muy soleado, con gente que pasa a su alrededor. Es como un especie de casa-museo. Ella va junto a un grupo reducido que reconoce como familiares. Va caminando, despacio, a una cámara lenta tan sutil que apenas se nota, pero que le da belleza al movimiento.
Va paseando, observando todo atentamente, pero no sólo las obras de arte expuestas, sino las paredes de la casa, los jardines... la gente que pasa no le llama la atención salvo... un muchacho. Un muchacho que camina distraído, como mirando todo por encima, junto a un grupo reducido el cual, supone, son sus parientes. En un momento la traspasa durante segundo con la mirada. La ha visto, pero no la ha visto. No la ha percibido.
Ella se ha quedado congelada, observando lo que ocurrió. Continua caminando, subiendo pisos. Mirando las obras, las ventanas, los muebles. Hay un piano en la habitación en la que se encuentra ahora. Está cerrado. Va a salir de la sala cuando de pronto sus oídos captan el sonido de otro piano uno o dos pisos más abajo. Una melodía melancólica pero juguetona, feliz. Ella se vuelve a quedar congelada, mirando al piano. Se queda escuchando varios segundos, hasta que empieza a andar, primero lento y después con más firmeza hacia el piano. Abre la tapa, pero no hace nada. Cuando termina de sonar la melodía ella espera varios segundos en silencio, y después repite un trozo de la melodía principal de la canción que acaba de escuchar. Y para. Y escucha. Silencio. Al poco tiempo le responde el otro piano continuando la melodía donde ella la dejó. Ella se relaja y sonríe. Sabe que es él.
La melodía se detiene y entonces ella sabe que él la está buscando. Va a subir. Entonces, a toda prisa, cierra la tapa del piano, con cuidado, y sale corriendo de la sala.
A partir de ahí es borroso, imágenes sueltas. Se encuentran, pero no recuerda qué siente ni qué ocurre en esos momentos.

Y de pronto se despierta. Tiene frío, mucho frío.
Está en un lugar extraño, solitario y lleno de plantas.
No puede moverse.
A pesar de estar tapada siente todas las corrientes de aire y siente como su cuerpo se degrada.
Y de pronto aparece él, y ella sonríe en sus adentros.
Hace varios días que viene a verla, manteniendo charlas sin palabras, pero con sonidos.
Ese día ella tenía una propuesta para él.
Y él la aceptó.

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