Pienso.
“hazlo… ¡ahora!”
Ni un músculo se digna a moverse.
Me entra la angustia.
“¿qué pasa?”
La voz no sale, sale aire.
Quiero decirlo; mi corazón bombea veloz y violentamente.
Pasa el momento.
Sigue el nervio vivo en mi piel y tiemblo.
“¿estás bien?”
Suspiro largamente.
“Si.”
“En el centro mismo de uno. Ahí es donde nace, ahí es donde
germina y crece como planta trepadora, y como la misma va trepando aferrando
sus finas pero resistentes ramas a todos los huecos que encuentra. Penetra
hasta lo más hondo de nuestro ser exigiendo ser alimentado.”
-¿pero el qué? abuelo, ¿el qué?- replica el niño soltando a
continuación un resoplido de impaciencia.
“El Sentimiento.”
Hermoso!
ResponderEliminar¡Qué Maravilla!
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