jueves, 6 de agosto de 2015

101 libélulas

El puente colgante resultó esta vez un nenúfar.
Éste va a la deriva. 
Y de las luces derivan luciérnagas, que la iluminan y no la dejan sola.
Solamente soltó sus suaves suspiros sosteniendo así saladas sentencias.
Tendencias fueron las que la llevaron a acabar en un naufragio en potencia; que no la llevan sino a estar triste.
¿Viste? su caudalosa costumbre costó cestas y cestas de escombros.
Y lleva en sus hombros, sin verlas, cenizas de buena cosecha.
Cose con luz las raíces, y riega con sal el cultivo.
¡Esta vivo! y brotan bramantes y bruscas, de brasas, vibrantes, dos largas vertientes.
Y aunque siga en su mismo nenúfar perdido,
ya tiene un pedido a atender día a día:
Aprender a elevarse consigo.

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